CARTAS A LA LUNA NUEVA

I

...No hay noche pasada que sea pesada ni habrá nunca más. Me asomaré de nuevo a la calle y oleré ese mercado y la gente pasará como pasa el tiempo. Y olerá a río, a sal, a pino. Caminaré lento y detrás de nadie. Correré si hace falta y llegaré. Sin escapar.
Te brindo mis manos, las mismas que han amado. Son las mismas, son mías: salta con migo pies de plata.
En algún lugar del mundo habrá tiempo suficiente y suficientes rumbos, pero eso no es importante en este momento.
Cualquier monte ondulado, cualquier casa al horizonte, cualquier arcoiris adornará el viento y con eso mi cara.

II

Soy un espasmo de lluvia y debo elegir bien el sendero. No importa si hallamos huecos los mares, no importa si los hallamos llenos. 
Irreconocible tu rostro, pequeño e inquieto. Cruzan tus ojos aquella sombra, la veo.
Hoy mi paso será cuidadoso para llevarte al valle y miraremos de cerca las hojas: las que caen, las que viajan con el viento, las que nacen.
No tengo miedo. No guardo rencores ni amores. No soy canal de infames traiciones. Hago lo que siento. Amo como puedo y sonrío.
La noche empezó primero, ásperos vientos. Días nuevos.
No hay nada ahora mismo que no quiero poseer. No hay nada ahora mismo que quisiera evitar. No hay nada ahora mismo que no merezco. Sobre todo el silencio es bello.

III

Tú te verás igual.
Pasarás de izquierda a derecha enredando los suspiros.
El tiempo ya no te importa, ahora a mi tampoco.
Te acurrucas en las sombras -¿Te acurrucas o te escondes?
Yo seguiré aquí, quisiera no esperar que algo suceda.
Algo brota o quién sabe.
Miro el horizonte pero cargo el camino andado y toda esa sangre ha vuelto.
Tendré que recogerla, tendré que sembrarla y liberar esos dolores compartidos, enterrarme con ellos.
Las distancias son cortas y solo por eso tengo fe.
Saldré de aquí un día quitándome las astillas, abriendo brecha nueva, emplumándome.
Tú te verás igual.
Pasarás de derecha a izquierda arrebatando los suspiros.
El tiempo parecerá no importarte y a mi me importará más que nunca.